El Colegio de Ingenieros ha compartido este artículo con Prontubeam y
varios medios con objeto de dar a conocer el papel del ingeniero y otras
disciplinas en decisiones de este nivel.
El actual equipo de Gobierno municipal ha anunciado su decisión de
acometer una nueva remodelación de los espacios que conforman
La actuación que se propone
parece consistir en una ampliación en la anchura de las aceras en detrimento de
las dimensiones de calzada, en aras a incrementar la superficie destinada al
uso peatonal a costa de reducir la sección útil para tráfico rodado, cuyas
necesidades futuras se verían minoradas al restringir el uso al vehículo
privado no residente en la zona.
La determinación adoptada
tiene, como no puede ser de otra manera, una cierta dimensión ideológica
motivada por el propio ejercicio de la acción política, sin embargo los profesionales que nos dedicamos a la
disciplina de la Ingeniería Civil estimamos que nuestra colaboración debe ser
muy tenida en cuenta, e incluso podría ser decisiva ante la resolución
final, tanto para los dirigentes políticos que tienen la responsabilidad de
tomarla, como para los ciudadanos de Madrid, a los que se va a consultar sobre
determinados aspectos relativos al proyecto a desarrollar.
La colaboración técnica que
planteamos se basa en nuestra formación, cualificación y experiencia en la solución
óptima de casos similares, toda vez que, por encima de aspectos de tipo
estético compositivo, existen numerosas variables de contenido decididamente
objetivo que habitualmente los ingenieros Civiles aportamos cuando se aborda
una transformación como a la que ahora se enfrenta la ciudad. Entre ellas, podríamos
señalar: la configuración de un
modelo de simulación de tráfico que recree las condiciones del mismo que se podrán
producir tanto en la calle a remodelar como en todo el ámbito adyacente, las
fórmulas correctas de gestión del tráfico peatonal y rodado derivados de la
nueva distribución, la consideración de condicionantes estructurales de los
firmes y de otras infraestructuras afectadas, sirva de ejemplo la
existencia de varias líneas de Metro en el subsuelo de la calle que
deben ser examinadas, la presencia de numerosos servicios municipales y no municipales que puedan requerir su
alteración, las condiciones topográficas, e incluso los aspectos relativos
a la configuración de una ciudad mejorada en cuanto a condiciones de accesibilidad universal, y
consideración de los mayores y los niños, etc.
Foto : Black and White Gran Vía Photo por David Adam Kess
Como decimos, el estudio de
estos y otros parámetros de carácter claramente técnico deben ponerse a
disposición de nuestros políticos y conciudadanos para que su juicio sea más
responsable y existan mayores probabilidades de acierto en el mismo, y es ahí,
en esa exposición de consideraciones técnicas, aun sin renunciar a nuestras reflexiones
estéticas, en la que los ingenieros Civiles reivindicamos nuestro lugar en la
sociedad y nos ponemos a su servicio.
A estos
argumentos, debemos añadir la jurisprudencia establecida en nuestros Tribunales
(STS Sala Tercera de lo Contencioso Administrativo, Secc 5ª de 8 de mayo de
2003. Recurso 4243/2000) que afirma que «la ciencia del urbanismo es
esencialmente interdisciplinar por confluir en ella conocimientos
procedentes de las más variadas ramas del saber humano, hasta el punto de que
se considera ideal deseable que dicha actividad sea realizada por un conjunto
de profesionales arquitectos, ingenieros, juristas, sociólogos, geógrafos,
artistas, etc.., que, sin orden de preferencia y bajo una única dirección
unitaria, colaboren en equipo aportando los conocimiento propios de sus
respectivas especialidades y ello pone de manifiesto que la ciencia
urbanística, en su estado actual, sobrepasa el ámbito específico de las
titulaciones tradicionales hasta el extremo de haber dado lugar a la nueva
figura profesional del urbanista».
Además del prestigioso Colegio de Ingenieros, diarios como El
Economista o La
Vanguardia han colaborado también en la difusión de este artículo