No hace mucho me encargaron realizar el plan
de control de calidad de la estructura de una escalera metálica para una
escuela de Mataró.
El trabajo, en sí, convendréis que no plantea
muchas dificultades, al menos hasta que llegas a la parte más llamativa y a la
que por lo tanto la gente da más importancia: los ensayos de las soldaduras,
que en nuestros casos de estructuras modestas y humildes se suelen reducir a
los líquidos penetrantes.
La normativa anterior al CTE era bastante
muda al respecto, y la bibliografía de que dispongo sobre estructuras metálicas
adolece de similares problemas de habla. Seguro que debe existir algún tipo de
recomendación de alguna asociación americana o de algún instituto europeo, pero
en todo caso lo desconozco, así que aprovecho este blog para animar a mis
compañeros a exponer los “papers” de que dispongan.
Así las cosas, lo primero que hice fue acudir
al CTE DB-SE-A. En el apartado 10.8.4.1 punto 2 encontramos lo siguiente:
“En las zonas de unión y fuera de la unión
en piezas armadas, las soldaduras transversales (en chapas de alma y ala antes
del armado o en ángulo en extremos de uniones con solape), se ensayarán las
cinco primeras uniones de cada tipo con análogas dimensiones, los mismos
materiales y geometría de soldadura y en las que se utiliza el mismo
procedimiento. Si estas cinco primeras cumplen los criterios de aceptación, se
ensayará una en cinco uniones de cada tipo.”
¿Alguien ha entendido algo? No, yo tampoco
sabía que Groucho
Marx fuera ponente del CTE…
Bueno, no nos estresemos, por algo disponemos
de la novísima y flamante EAE, recién salida del horno y aún calentita. La
abrimos, miramos el índice y las lágrimas afloran a nuestros ojos: tiene un
amplísimo apartado dedicado específicamente al control de la ejecución. A mis compañeros
que me han criticado por criticar la EAE en una entrada anterior les diré que,
en este aspecto, estoy muy satisfecho con la intención de la nueva norma: llena
realmente un vacío olvidado por el eurocódigo. Al César lo que es del César.
Bien, pongámonos manos a la obra. Capítulo
XXII, Control
de la ejecución, Artículo 91, Control del montaje en taller. Vaya, primer
contratiempo: mi escalera la montarán fundamentalmente en obra, no en taller.
¿Hay algún apartado para montajes en obra? No, así que sigue pa’delante Paco y
no preguntes tanto.
Bueno, vayamos directamente al artículo
91.2.2.5, Comprobación
de la ejecución de las soldaduras. De momento prescindimos de la
sutil diferencia entre autocontrol y control externo, al fin y al cabo la norma
no es de aplicación y ya le hacemos bastante favor empleándola. Pasamos la
página y vemos lo que estábamos esperando: una tabla simple y clara con los
porcentajes de soldaduras a ensayar.
Primera alegría: contradiciendo el título del
artículo donde se ubica la tabla ésta sí contempla las soldaduras en obra.
Fantástico.
El artículo 6.2.2 nos informa que nuestra
pequeña obra tiene una Clase de Ejecución 3 (C.E. 3), así que ya sabemos que
tenemos que ensayar el 20% de los cordones de ángulo y el 5% de los elementos
auxiliares. Maravilloso.
Continuamos. Resulta que buena parte de
nuestras soldaduras son a tope, porque las zancas de la escalera son chapas
quebradas. En este caso debemos obtener primero el coeficiente “k”, que la
tabla nos explica que se llama “coeficiente de utilización” y también nos dice
que no sabe si la “k” se escribe con mayúscula o minúscula. Va, tanto da,
busquémosla. Y busquémosla. Y busquémosla. Porque resulta que no está. Menos
mal que la norma está en PDF y podemos certificar que no hay ninguna “k” que
encaje, ni “K” ni “coeficiente de utilización”, porque si no tendríamos que
quemarnos las pestañas siguiendo las 700 páginas de la instrucción.
Bueno, usemos la cabeza, por algo Su Majestad
el Rey, previo estudio pormenorizado de nuestro expediente académico, nos dio
el título de ingeniero. Quizás es aquel coeficiente que indica la distribución
de tensiones en la sección, sería el que más encajaría… en la EAE lo podemos
encontrar por ejemplo en la tabla 20.3.a y se llama Ψ. Pues manos a la
obra, imaginemos que k = K = Ψ = 0,5, que correspondería a una situación
de flexión simple: glups, tengo que ensayar el 100%!
Menos optimista que antes, pero inasequible
al desaliento, continuo leyendo el resto del artículo. Todavía no nos han dicho
el tipo de ensayo. Malas noticias:
“Asimismo, en general,
se realizará una inspección radiográfica y ultrasónica de las soldaduras a
tope, tanto de chapas en continuación como de uniones en T, cuando éstas sean a
tope.”
Aunque el señor juez pueda llegar a admitir
que la conjunción copulativa entre “radiográfica” y “ultrasónica” es una errata
sólo para hacernos la puñeta a los técnicos, no me escapo de hacer una u otra …
El resto de soldaduras sí se podrán ensayar
con líquidos penetrantes, aunque hay un párrafo que la acaba de liar del todo:
“En general, el
autocontrol realizará una inspección mediante partículas magnéticas o en su
defecto líquidos penetrantes, de un 15% del total de la longitud de las
soldaduras en ángulo, con los criterios de aceptación fijados en las normas ya
referidas.”
Quien escribió este párrafo había olvidado
que antes había incluido la tabla, o quizás al revés.
¡Virgencita que me quede como estaba! Después
de todo esto ya os podéis imaginar qué hice: tratar de volver redactar como
pude el artículo del CTE para que la peña tuviera una pista de por dónde ir. Y
así quedó (se acompañaba una lista de tipos de uniones):
1.
Para las uniones de fuerza se ensayarán los cordones de soldadura de las
cinco primeras uniones de cada tipo con geometría análoga, mismos materiales y
geometría de soldadura y en las que se utilice el mismo procedimiento. Si estas
primeras uniones cumplen los criterios de aceptación se ensayarán los cordones
de una unión de cada cinco restantes.
2. Para las uniones de atado se ensayará una en cada veinte puntos de fijación.