Desde un punto de vista
arquitectónico, la fachada vegetal debe ser concebida como un jardín vertical,
reflexionando muy bien sobre qué tipo de plantas se plantaran (generalmente se
recomienda que sean autóctonas, aunque no tiene por qué si estas se comportan
de forma adecuada con el clima de la zona), que aspecto tendrán tanto en
primavera como en verano pero, sobre todo, en otoño o invierno, que son las
estaciones en las que éstas pueden presentar un aspecto más lamentable.
De lo contrario, corremos el riesgo de
que nuestra fachada se vea seriamente afectada y que el aspecto de nuestra casa
deje de ser algo bello, para convertirse en algo más próximo a una casa de los
horrores de alguna película hollywoodiense.
Los arquitectos debemos aceptar la
fachada vegetal como una oportunidad (y un reto a la vez) no solo para dar
colores y texturas distintas a nuestro edificio (y un aspecto agradable, claro
está), sino también para acercarlo más a la naturaleza del lugar, para
conectarlo a esta o, al menos, para conseguir que hay un diálogo directo entre
edificio y lugar.
Nuestra misión pues, será la concebir
esta fachada como un elemento más del proyecto, con sus autonomías y su
integración global a este y, para ello, consideraremos todos los aspectos
técnicos, constructivos y de aspecto, teniendo en cuenta cosas de vital (en el
sentido literal de la palabra) importancia para el correcto desarrollo de las
plantas y su supervivencia y, por tanto, que el efecto que queremos conseguir
con estas sea del todo completo.
Esos elementos pueden ser tales como
el sistema de riego y drenaje, la ubicación de la tierra donde estas arraigaran
y sus posibles efectos adversos sobre los distintos paramentos, así como las
entregas de estos elementos con las paredes y forjados que conforman la casa.
El efecto desde el interior es otra de
las consideraciones a tener en cuenta para un buen proyecto de fachada vegetal,
pues se nos presenta la oportunidad de crear una serie de sensaciones y
atmósferas que serán percibidas desde el interior de las estancias con mayor o
menor intensidad (o grado de interacción) según deseemos.
El nivel de aportación del usuario: a
todos nos gusta tener plantas en casa, solo hace falta ver la industria que ha
crecido en torno a este acto para darnos buena cuenta de ello. No es una
cuestión solo de posesión, sino que hay todo un ritual detrás; a la hora de
escogerlas, de mantenerlas, de alimentarlas, de regalarlas… Es una liturgia que
probablemente nos conecta de alguna manera mística con nuestros orígenes y
nuestro pasado más primitivo.
Es nuestra conexión con la naturaleza,
con la tierra, con lo que antes de la existencia de las ciudades solíamos pisar
a menudo. Por tanto, es de suponer que los usuarios de nuestro edificio querrán
tener plantas y que estas, a su vez, van a necesitar de luz, con lo que
aparecerán en las fachadas. Así pues, resultaría un tanto absurdo no tener en
cuenta esto como dato esencial de proyecto, y no prever la interactuación del
usuario con la fachada vegetal de forma activa y, más o menos (según las
intenciones del arquitecto) controlada.
A nivel técnico las aportaciones de
una fachada verde son muchas: se reduce la temperatura ambiental del entorno
inmediato del edifico, el aislamiento térmico aumenta y las plantas absorben la
radiación solar y regulan la temperatura, mejorando el comportamiento
energético global del edificio, así como humidificando y purificando el
ambiente, gracias a la absorción del CO2. También hay que destacar su capacidad
de aislamiento y absorción acústicos, además de su colaboración en el proceso
de descontaminación del aire, absorbiendo partículas contaminantes en
suspensión.
En muchos sitios (si buscáis
información por Internet, que seguro que ya lo habréis hecho, resulta muy
habitual), resumen la fachada verde como un equivalente a la cubierta vegetal,
pero instalada en vertical, aunque, como hemos visto aquí, el concepto de este
tipo de fachada es algo más complejo, siendo esencial incorporarlo al diseño
del edificio desde el principio y como un elemento sustancial de este, para
poder aprovechar así sus ventajas al máximo y para que esta se integre al
edificio de una forma global y completa.
Fotos
recuperadas el 19 de julio de www.arquitectodeguardia.com