Hoy quisiera mostraros una aplicación directa y práctica
que hice del Máster
en Rehabilitación y Patología de Estructuras de Edificación que tengo la gran suerte de coordinar. Y es que no sólo
los alumnos del máster adquieren conocimientos y capacidades, estoy seguro de
que todos los profesores que participamos hemos aprendido mucho de nuestros
compañeros (¡cuando hay tantos profesores y de tanto nivel no puede ser de otra
manera!).
Ya hace un par de ediciones incorporamos al máster un
módulo específico de diseño sismorresistente, que incluye diversos casos
prácticos de reparación de estructuras afectadas por terremotos. Estudiamos edificios
en Chile, Venezuela, Colombia, Turquía y España, y analizamos tanto los
procesos de reparación como sus vulnerabilidades sísmicas y las medidas
preventivas asociadas. Entre los profesores que toman parte en este módulo
tenemos al Dr. Florentino Regalado, que nos ha
mostrado crudamente su experiencia en el terremoto de Lorca.
Explica Regalado que la
casuística que se encontró de pilares y pantallas dañados por el terremoto fue
amplísima, hasta el punto que terminó elaborando unas fichas para la reparación
de estos elementos que permitieran una rápida elaboración del proyecto de
intervención, fichas que generosamente ha incluido como anexo a sus apuntes del
máster. Estas fichas consisten en la detalladísima descripción del proceso de
refuerzo de pilares y pantallas de hormigón mediante camisas metálicas y son
una maravilla, así que cuando me encontré con un caso parecido lo primero que
hice fue consultarlas y aplicarlas. Como ya sabéis, en mi zona geográfica ni
nuestros tatarabuelos recuerdan el último terremoto con daños que ha habido,
así que el caso que tuve que resolver lo originó el brutal trompazo que un
vehículo provocó sobre el pilar de un edificio en construcción.
¿No está nada mal, eh? El conductor debía ir un poco
despistado o con una turca de la hostia, aunque no me consta que le hicieran el
test de alcoholemia. En fin, el tema es que el pilar terminó con una fisura en
unos 45º que atravesaba toda la sección. Si no hubiera tenido presentes las
fichas del Dr. Regalado hubiera empresillado el
pilar con 4 L's, realizando una sustitución funcional del mismo según prescribe
la ortodoxia clásica. Estos empresillados tienen el inconveniente de tener que
garantizar la transmisión de cargas desde la coronación hasta la base, lo que
suele ser complicado si la geometría no es muy sencilla. Además, este tipo de
intervenciones no pueden recoger el axial que baja por el pilar desde las
plantas superiores, lo que estrictamente obligaría a extender la ortopedia a
todas plantas.
El parecido de los daños con los producidos por los
terremotos, sin embargo, me hicieron recordar las fichas del Dr. Regalado, y al observar que la idea era perfecta
para mi caso procedí a aplicarla directamente. Aquí tenéis el resultado, con
unas ligeras adaptaciones a mi particular geometría:
La ejecución funcionó perfectamente, aunque no conseguí
que nadie entendiera las virtudes del inyectado del mortero. A tal efecto yo
había dispuesto un orificio en la parte inferior de una de las placas, pero
como todo el mundo me miraba como un extraterrestre recién llegado de una de
las lunas de Júpiter terminé renunciando al inyectado y aceptando verter el
mortero de reparación desde la parte superior aprovechando el cómodo fenómeno
de la gravedad de Newton. De hecho, por
experiencias pasadas ya me imaginaba que el sistema de inyección no sería
comprendido por los comunes mortales, no en vano nunca he conseguido aplicarlo
a ninguna obra. Aún así, hay que decir que utilizando el mortero SikaGrout 213 la cosa funcionó de fábula y no hubo ningún problema. La
gracia del sistema consiste en dejar suficiente separación entre las placas
metálicas y el pilar, de forma que el mortero pueda llenar todos los
intersticios e incluso se pueda observar el progresivo llenado a simple vista
desde la parte superior. En este vídeo que grabé se puede observar el proceso
de vertido del mortero perfectamente:
Para garantizar de forma cómoda la separación de las
placas respecto del pilar de hormigón se soldaron unos redondos de acero en la
cara interior de las placas, que sirvieron también para impedir el derrame del
mortero en las caras inferiores, y la sujeción provisional de la camisa
metálica se realizó con anclajes metálicos con resina epoxídica (cuatro de
estos anclajes ya estaban previstos para fijar las caras que no tenían
retorno). La solución de los redondos de acero se mostró útil también para
corregir a última hora los tamaños de la camisa, que había quedado
incomprensiblemente pequeña. En algunos puntos se tapó la junta simplemente con
trozos de pórex cortados a medida, aunque además de grabar el vídeo tuve que ir
sujetándolos para que no se desplazaran. Por suerte siempre voy a las obras
hecho una birria, así que no me importó acabar lleno de mortero :-)