Las obras civiles de gran
envergadura tienen por lo general una gran repercusión social, tanto económica
como de utilidad, ya esté gestionada por un ente público o de forma privada. En
muchas ocasiones, al finalizar la obra civil, la sociedad valora de forma
positiva o negativa la infraestructura en función del uso y servicio que
ofrezca al usuario, obviando en muchas ocasiones el coste de mantenimiento que
lleva asociada durante el periodo de gestión. De entre todas las grandes
infraestructuras existentes, me centraré en esta ocasión en los túneles, que
son, de forma general unas de las que más recursos económicos para
mantenimiento consumen.
FUENTE:
FLICKR https://www.flickr.com/photos/cristinacifuentes/19982944529
A la hora de redactar el
proyecto de un túnel debe tenerse en cuenta la viabilidad del mismo, al igual
que en cualquier proyecto de construcción, pero sobre todo, los costes de
mantenimiento que llevará asociados durante su vida útil.
En los túneles, suele ser el
terreno que rodea a la infraestructura el mayor exponente de su futuro gasto en
mantenimiento. Para el caso concreto de los túneles ferroviarios,
independientemente de que este corresponda a alta velocidad, media velocidad,
metro o metro ligero, la necesidad de ejecutar estos mantenimientos durante el
uso o explotación de la infraestructura, dispara los costes de personal
necesarios para hacerlo de forma correcta.
El mantenimiento de túneles
ferroviarios divide sus recursos en tres grandes grupos: drenaje y
filtraciones, plataforma de vía y sistemas ferroviarios, y seguridad.
El primero de ellos, consiste
en mantener la red de drenaje en óptimas condiciones de utilidad, permitiendo
que durante los periodos de lluvia o durante posibles avenidas su capacidad
permanezca intacta. Aparecen en este aspecto, y por este orden, la
impermeabilización de la superestructura del túnel, la canalización del agua
hasta los hastiales del mismo, la canalización a través de las canales
centrales y laterales de vía, la conducción hasta los pozos de bombas o
compensación y el posterior evacuado del agua con el que acabaría el proceso. En
este campo, es necesaria la inspección visual del túnel para detectar posibles
incidencias y planificar posibles canalizaciones de filtraciones en la bóveda
del túnel y la limpieza preventiva de las diferentes redes de drenaje hasta los
pozos de bombeo.
El mantenimiento de túneles ferroviarios divide sus recursos en tres grandes grupos: drenaje y filtraciones, plataforma de vía y sistemas ferroviarios, y seguridad
En segundo lugar nos encontramos
con la plataforma de vía. Aquí estaríamos incluyendo todas aquellas actuaciones
correspondientes a obra civil que garanticen la correcta nivelación de los
trazados, tanto para vía en placa como de vía sobre balasto. También los
sistemas de seguridad ferroviarios implantados, que varían en tipología y
número según la funcionalidad del túnel y la aparamenta
de vía. Y por último, electrificación y comunicaciones. Del mismo modo que para
los sistemas de drenaje, será de vital importancia planificar correctamente los
trabajos para optimizar los recursos de mantenimiento necesarios. De forma
continua se estarán revisando los sistemas de seguridad ferroviarios,
comprobando su funcionamiento y la comunicación de los mismos con los puestos
de mando y los puestos de control. De forma similar ocurre con los cruces o
cambios de vía, su simultaneidad con las comunicaciones de túnel y su
señalética interna.
FUENTE:
PXHERE https://pxhere.com/es/photo/669561
Por último, entramos en el
campo de la seguridad. Este es sin ninguna duda uno de los aspectos más
importantes a la hora de planificar cualquier infraestructura. Los dos ámbitos
comentados anteriormente tienen incidencia directa sobre este último. Una
errónea planificación de los trabajos preventivos, o un incorrecto seguimiento
de las labores de mantenimiento pueden provocar que, en caso de emergencia,
ocurra un accidente. Para este caso debemos distinguir entre seguridad
ferroviaria para los trenes que circulen por el trazado del túnel y seguridad
para los usuarios de la instalación. Entran a formar parte de este punto las
galerías de evacuación, la señalización fotoluminiscente,
los alumbrados de emergencia, las salidas de emergencia, las áreas de espera y,
por supuesto, los protocolos de actuación, que deben estar perfectamente
definidos.
Todo esto debe ser gestionado
por un ente de control propio de la instalación y ejecutado por personal
perteneciente al mismo o empresas externas especializadas, valorando los costes
que lleva una y otra opción. Para estas actuaciones se debe tener en cuenta que
los horarios de trabajo son bastante restringidos si se quiere mantener la
infraestructura a pleno rendimiento. Los trabajos nocturnos serán los habituales
para realizar los mantenimientos, ya que se aprovecharán las horas valle para
poder optimizar el tiempo y, por tanto, los costes. Por otro lado, será
necesario que el personal esté completamente especializado en dichas tareas, ya
que de lo contrario un fallo de organización puede suponer un grave
contratiempo para el normal funcionamiento del túnel. Además, será necesario
contar con los correspondientes cortes de tensión para ejecutar todas aquellas
actividades que entren a formar parte de trabajos en bóveda, necesitando
personal y agentes de comprobación de corte de tracción y reposición de
tensión, que normalmente estarán homologados por el gestor de la
infraestructura. Sin obviar la maquinaria de vía especializada, medios de
elevación y demás medios auxiliares.
Con todas estas pinceladas, y
sin haber entrado detenidamente en ninguna de ellas, podemos hacernos una idea
de la complejidad que tiene planificar el mantenimiento de los túneles
ferroviarios, y lo difícil que resulta estimar el coste de los mismos en los
periodos de redacción de los proyectos de estas grandes obras. Todo ello
requiere de una inversión anual en mantenimiento que se minimizará cuanto mejor
esté ejecutada la obra. Pero eso es ya también otro capítulo.
Sergio
Sanz Casillas
Ingeniero
de Caminos, Canales y Puertos