En este primer
post vamos a tratar de explicar, de forma muy esquemática, las diferencias
entre dos fenómenos similares, pero no iguales: el sifonamiento y la
licuefacción de suelos.
¿Qué es?
Ejemplo de licuefacción del suelo debido a un terremoto (Niigata en 1964)
Como hemos dicho
antes, nos encontramos con dos fenómenos parecidos en cuanto a consecuencias:
en ambos casos tenemos una pérdida de la capacidad portante producida por la
anulación de las tensiones efectivas (visto de una manera un tanto
cinematográfica: arenas movedizas). Recordamos la definición de presión efectiva,
por si alguno tiene la geotecnia un poco oxidada:
Donde “σ’” es la presión efectiva, “σ” es la presión total y “u” la presión
intersticial o de poro.
Se puede ver, por
tanto, que para que se anulen las tensiones efectivas tenemos que aumentar la presión
intersticial, ya que la presión total se mantendrá constante si no variamos la
geometría ni las densidades de los materiales. El fenómeno que hace aumentar a
esta presión intersticial será lo que diferencia el sifonamiento de la
licuefacción.
SIFONAMIENTO: En este caso, la causa del aumento de la
tensión intersticial es un flujo ascendente de agua. Comúnmente esto ocurre en
excavaciones al abrigo de pantallas, donde el nivel freático se encuentra
relativamente algo y se realiza un bombeo de la excavación. El esquema
hidráulico será el de la figura que se encuentra más abajo en el apartado de sifonamiento.
LICUEFACCIÓN: En este fenómeno, el aumento de la
presión de poro viene producido por un esfuerzo súbito (y repetido) sobre la
masa de suelo. De manera simplificada, podemos decir que en los suelos
sometidos a una carga “rápida”, esta carga es absorbida en primer lugar por el
agua, produciéndose sobrepresiones intersticiales (al igual que en el caso de
la consolidación) que pueden llegar a producir la anulación de tensiones
efectivas.
¿Cómo se calcula?
Vale, bien. Hemos
visto que son cosas distintas, aunque parecidas, pero… ¿Cómo se calculan?
LICUEFACCIÓN
Cambiamos el
orden y empezamos por este fenómeno dinámico, por ser más complicado de
estudiar: al margen de ser un hecho difícil de observar, es un fenómeno
complejo, teniendo un comportamiento fuertemente no lineal e histerético.
El método de
cálculo más extendido hasta el momento es el propuesto por Seed e Idriss (1971,
aunque ha sido revisado posteriormente) [1][2].
Estos dos autores
definen unas condiciones para que el suelo sea licuable, criterio que adoptó el
nombre de “criterio chino” (desconozco las razones para el nombre):
·
El porcentaje en peso de partículas <0,005 mm es
menor del 15%
·
LL<35
·
w/LL>0,9
Una vez que se ha
visto que el suelo cumple las condiciones para ser licuable, se definen dos
parámetros: un parámetro que representa la acción sísmica (Cyclic Stress Ratio,
o CSR) y otro que representa la resistencia del terreno (Cyclic Resistance
Ratio, o CRR). El factor de seguridad frente a la licuefacción se obtiene, como
siempre, dividiendo las resistencias entre las acciones.
SIFONAMIENTO
El parámetro
fundamental para el cálculo frente a sifonamiento es el gradiente hidráulico.
El valor de este gradiente hidráulico puede estimarse de varias maneras:
mediante programas de cálculo numérico (los más “asequibles” de entre los
software comerciales son el SEEP/W y el Phase2), mediante redes de flujo o, si
es posible, mediante ábacos y gráficas para situaciones comunes (entre los que
cabe destacar el gráfico del Canadian Foundation Manual para recintos entre
pantallas cuadrados, rectangulares y circulares).
Ejemplo de red de flujo
para el caso de material homogéneo con sustrato impermeable.
Habrá que
comparar dicho gradiente hidráulico con un gradiente hidráulico crítico, que
será el que produzca el “fallo”. Este gradiente hidráulico crítico (icr)
será el que anule las tensiones efectivas.
A la izquierda, leyes de
tensiones en régimen estacionario. A la izquierda, con flujo ascendente.
Tomando unos
valores “normales” para un suelo arenoso de densidad saturada igual a 20 kN/m³
y densidad del agua próxima a 10 kN/m³, nos resulta que el gradiente crítico
suele encontrarse en el entorno de la unidad.
Y por tener un
orden de magnitud, el CTE, en su documento básico SE-C [3], marca
que el factor de seguridad para el sifonamiento (o coeficiente parcial de seguridad, en este
caso), debe ser de 2.
Por último,
recordar que no hay que confundir el sifonamiento con la rotura de fondo[4]
aunque, de nuevo, son fenómenos similares.
REFERENCIAS
[1] Analysis
of Soil Borings for Liquefaction Resistance http://scholar.lib.vt.edu/theses/available/etd-219182249741411/unrestricted/Chp07.pdf
[2] Draft
Guidelines for Evaluating Liquefaction Resistance Using Shear Wave Velocity
Measurements and Simplified Procedures (US Department of Commerce).
http://fire.nist.gov/bfrlpubs/ build99/PDF/b99021.pdf
[3] Código Técnico de la Edificación.
Documento Básico de Seguridad Estructural – Cimentaciones (Ministerio de Obras
Públicas, España)
http://www.fomento.gob.es/NR/rdonlyres/ 204AF31C-67E0-402A-BC8A-CB110C8E981F/95705/5.pdf
[4] CURSO DE PATOLOGIA DE ESTRUCTURAS (CODEIN, Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Comunidad Valenciana). http://www.prodein.es/wp-content/uploads/PONENCIA-DE-ROTURA-DE-FONDO.pdf