Reconozcámoslo: la oxidación de las varillas de acero en el hormigón es una epidemia de proporciones bíblicas, y lo visto hasta ahora no es más que el aperitivo del festín que está por venir. Quizás en un futuro nos decidamos a usar acero inoxidable en el hormigón (¿por qué no?), o quizás demos un paso atrás y volvamos al tocho y a la piedra, que algo debían hacer bien los babilonios cuando, cuatro mil años después, seguimos encontrando sus murallas en un aceptable estado de revista. De momento, no obstante, tendremos que conformarnos con lo que tenemos. He aquí uno de mis últimos casos:
Majo, ¿eh? Pilaritos de 20x20 cm, con árido de río de... ¡100 mm de tamaño! Sobre estos pilares quizás os hable algún otro día. De momento fijémonos en las vigas de fachada (los chillidos son los niños en el patio, porque se trata de un colegio, y los he mantenido en concepto de original soundtrack):
Algunas de ellas están tan mal que, sinceramente, pa qué nos vamos a molestar: se les monta un perfil metálico por debajo que absorba toda la carga y andando:
Pero en otras quizás sí que vale la pena repararlas para que sigan funcionando. Sea en un caso o en otro (refuerzo y reparación estética o reparación estructural) conviene preguntarse cuánto durará nuestra reparación o, al menos, cómo debe hacerse para que dure lo que debe durar (¿50 años más? ¿10? ¿5?).
En la obra de las fotos surgió la inevitable pregunta: ¿cómo hay que reparar las varillas oxidadas de los elementos de hormigón? A tal efecto, normas y procedimientos no nos faltan, aunque hay que descartar de entrada a la EHE: es una norma de proyecto y, explícitamente, ya nos dice que no quiere saber nada de reparaciones (¡por suerte!). Podemos empezar viendo qué dice la EN-1504, que es la normativa que en principio deberíamos seguir en estos casos. Como todas las normas, resulta farragosa de leer y muy poco explicativa, pero es que además, ésta aporta muy poca información útil. Pero bueno, como existe y los fabricantes de morteros de reparación dicen que es de obligado cumplimiento, tendremos que conocerla e intentar aplicarla. Así, en los apartados 7.3 y A.7.3.2 de la EN-1504-10 se dice lo siguiente:
Je je, aunque está traducida por AENOR he puesto la versión original en inglés, pero no por esnobismo, no, ¡es que me sale mucho más barata! Me explico: la norma es exactamente la misma en toda Europa, pero si comprara las partes más interesantes en AENOR (partes 1, 4, 6, 9 y 10) me saldrían por 196,42 euros, así que las compré en el Estonian Centre for Standardisation, que es el organismo de normalización más barato que he encontrado, y me salieron por 65,17 euros, ¡justo la tercera parte!. Además, tienen la opción de previsualización gratuita (creo que ahora AENOR también) y, lo que es mejor, la opción de visualización completa sin descarga por un par de eurillos, así que se acabó el comprar normas a ciegas. Bueno, para los legos en el idioma de Shakespeare traduciré el extracto del artículo A.7.3.2:
Por razones prácticas, la limpieza se realizará normalmente en toda la periferia de la barra. Normalmente ésta se extenderá 50 mm más allá de la extensión de la corrosión a lo largo de la longitud de la barra. Puede ser necesario limitar la cantidad de hormigón a eliminar en base a criterios estructurales.
La cosa está clara: hay que descubrir la varilla del todo para poder recubrirla completamente con el pasivador y el mortero de reparación, y extender la reparación hasta que nos encontremos con ausencia de corrosión. Los manuales de reparación que tengo a mano dicen más o menos lo mismo, e incluso si acudimos a la ACI, por 25 dólares nos podemos descargar una nota de página y media donde nos lo explicarán sin lugar a dudas (ACI 364.6T-02). Según los gringos, si no se descubre completamente la armadura se puede incluso incrementar el riesgo de corrosión debido al “efecto anillo”…
Pero bueno, volvamos a la dura y cruel realidad. Pongamos por caso que tenemos que reparar estas varillas:
Tampoco está tan mal, ¿no? Un poquillo de herrumbre es normal verla incluso en las armaduras nuevas... bueeeno, vale, la varilla longitudinal está un poco exfoliada, así que la adherencia se irá al carallo y ese punto habrá que repararlo bien.
Bien, procedamos como está mandado y apliquemos lo indicado en manuales y normas. Según ellos, se puede inferir que hay que reparar las varillas hasta encontrar el tramo que "no tenga óxido". Vaya, pues vamos a tener que reventar todas las vigas enteritas, porque todas ellas estarán oxidadas sin duda! Si somos demasiado estrictos podemos llegar a la conclusión de que hay que derribar un montón de edificios, porque el coste de reparación sería brutal. Pero a menudo sabemos que, protegiendo adecuadamente los elementos con una oxidación incipiente, podemos aguantar la estructura unos añitos más con una inversión que no obligue a los propietarios a ir al comedor social de por vida.
En fin, habrá que ser razonables, valorar siempre el coste/beneficio y, ante todo, conseguir que se imponga el buen criterio técnico. Como siempre ;-)
Artículo cedido para su publicación en www.Prontubeam.com
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